Actualmente, estamos viviendo unos momentos difíciles de gestionar en muchos aspectos como consecuencia de la pandemia de un virus llamado Covid_19 que apareció en China hace unos meses y que desgraciadamente también ha llegado a nuestro país alterando de arriba abajo nuestros hábitos, rutinas, contactos sociales, etc. Uno de los temas que más preocupan a las autoridades sanitarias es que estamos ante un virus desconocido de lo que, de momento, no hay vacuna y de lo que cada día aparecen nuevos contagios ocasionando mucho dolor en nuestro país. La situación es alarmante y preocupante, por eso debemos seguir estrictamente todos aquellos consejos sanitarios y de confinamiento #Joemquedoacasa que nos dicen constantemente a través de los medios de comunicación.
La prevención y la confianza son las únicas vacunas que disponemos en estos momentos. Y tú, ¿ya las tienes?
No sólo afecta a la salud física, sino también a nuestra salud emocional. El miedo al contagio nos ayuda a hacer caso de lo que nos dicen, sobre todo si somos personas mayores porque nos dicen que es un colectivo de riesgo provocando que la sensación de vulnerabilidad pueda ser mayor. Por eso, lo que quiero trasladar son algunos consejos para poder gestionar esta situación de la forma más responsable y serena posible por parte de las personas mayores.
Es normal tener miedo a que nos contagiemos, sobre todo si conocemos a alguna persona que ha dado positivo en la prueba, otra cosa es que esto nos quite el sueño y nos preocupamos más de lo necesario. Por eso, es importante evitar mirar constantemente las noticias porque nos crea una sensación de alarma haciendo que el miedo pase de 0 a 100 en segundos. Es importante que tengamos una dosis suficiente de miedo porque nos permite protegernos de la misma forma que tenemos miedo a caernos cuando bajamos las escaleras o llegar tarde si hemos quedado para tomar el café con alguna amistad. He escuchado a personas mayores que siguen yendo al supermercado todos los días oa comprar el diario sin respetar la distancia de 1’5 metro recomendable pensando que esto no les ocurrirá. Hablé el otro día con mi madre que había ido a visitar a una amiga sin ser consciente del peligro al que se expone.
Es un error pensar que a mí no me puede pasar y, por eso, debemos protegernos de forma cívica y disciplinada porque afecta a la salud de otras personas
Si alguien nos viene a cuidar en casa, debemos pedirle que utilice guantes o mascarilla porque, aunque no haya síntomas, existe peligro de contagio. Por ejemplo, mis padres no habían hablado nada de esto con la trabajadora de hogar como si no estuviera pasando nada. Si una persona mayor necesita ser atendida por un/a cuidador/a, puede seguir recibiendo esta atención cuidando las medidas recomendadas. Es importante adaptar nuestras rutinas y buenos hábitos en este período de confinamiento sea a través de la alimentación, el ejercicio físico, el sueño y el contacto con las personas que más aman a través de llamadas, whatsapps e, incluso, utilizando herramientas que nos permitan vernos. Es muy gratificante ver la sonrisa de la limpia o escuchar la voz de un hijo que me dice que me echa de menos.
Las medidas adoptadas por parte del gobierno hace que debemos quedarnos en casa debiendo pasar muchas horas sin poder salir a la calle yendo al Casal a realizar nuestras actividades, yendo al gimnasio a hacer ejercicio físico, haciendo la compra parando a charlar con alguna persona conocida, manteniendo las visitas con la familia porque existe una celebración, abrazando a los limpios o limpias a la salida de la escuela, etc. Entiendo que es una situación difícil, por eso me acuerdo que mi salud y la de los demás depende de ello. Aquellas personas mayores que viven solas pueden afectarle más en su estado de ánimo porque el día se puede hacer muy largo e, incluso, pueden aparecer pensamientos más tristes de lo habitual porque se ha roto su día a día .
Cuidemos a aquellas personas que viven solas preguntando qué necesitan si viven en nuestro edificio o llamándolas por teléfono todos los días para intentar animarlas y que se sientan un poco menos solas de lo que están.
No hace falta esperar a que nos llamen para coger el teléfono y tener contacto a nuestros seres queridos. Mi madre me cuenta que escucha cada día música poniéndose a bailar en el comedor de casa, mi padre hace cada día sudokus para seguir ejercitando la memoria, etc. Cada uno debe encontrar formas de tener la mente activa y despierta con actividades que se pueden realizar dentro de casa.
Lo que sí sabemos es que, aunque no tiene una fecha de caducidad muy clara, esta situación es temporal y que recuperaremos en breve nuestra vida anterior. Quizás le podemos dar la vuelta a la tortilla y plantearnos qué podemos plantear aprender de todo esto. Todo tiene sus dos caras, una más luminosa y otra más oscura. Se trata de ver dónde colocamos nuestra atención si en la crisis o en la esperanza, en el miedo o en la confianza, en el alud de noticias que vemos en televisión o aplauso todos los días a las 20h, en la solidaridad que se está despertando en muchas personas o el número de empresas que solicitan un ERTE, etc.
Espero y deseo de todo corazón que estas palabras permitan aliviar el dolor, la tristeza y/o el miedo a que esta situación le pueda estar generando. ¡Os envío un fuerte abrazo deseando que los abrazos, las caricias, los besos y la sonrisa vuelvan a circular por nuestras calles pronto! Como dicen la canción del grupo de música OBESES: ¡Nos saldremos!
Daniel Borrell Giró, psicólogo y formador danielborrell@quantumpsicologia.com
Instagram @danielborrellgiro
*Este artículo ha sido publicado en el 1er Boletín de Confinamiento semanal que ha creado el Casal de las Personas Mayores del Valle de Hebrón de Barcelona para todas las personas mayores del barrio. ¡Gracias Estela y Esther por darme la oportunidad de poder hacer llegar estas palabras!