Cuando vemos a un/a adolescente bebiendo alcohol de forma abusiva, cabe preguntarse: ¿qué se está tragando? O lo contrario: ¿Qué le está costando tragarse?
Beber alcohol puede ser un intento de llenar vacíos, me trago lo que me falta o alguna dificultad. Por ejemplo: si estoy en una fiesta y no me atrevo a acercarme a la persona que me gusta, bebo y trago la vergüenza.
También puede ser un intento de ayudar a tragarme lo que me cuesta digerir, a nivel simbólico, porque me duele, me enfada, me provoca una pena muy grande…”si pico me será más fácil sostener la tristeza”. Nos referimos aquí a cuando una persona frente a un problema piensa en consumir, creando un vínculo de dependencia con aquella sustancia: éste es un consumo problemático.
¿Qué motiva a los adolescentes a consumir drogas?
La adolescencia ofrece un terreno particularmente abonado para probar las drogas, éstos son los motivos principales que invitan al consumo:
- La ansiedad y la incomodidad física que caracteriza a esta edad
- El aspecto ritual y mágico del uso de las drogas
- La presión social
- La búsqueda de una identidad
- Para probar cosas nuevas y explorar nuevas sensaciones
- Para sentirse más independiente del adulto (separarse de los padres)
- Para sentirse mayor (están en el camino de hacerse adultos)
- Por el deseo de hacer cosas arriesgadas
- Por el deseo de sentir los efectos de la droga (estimulación, relajación…)
- Para sentirse más integrado/a en el grupo
- Para evadirse de los problemas
- Para creer, falsamente, que es una ayuda para enfrentar dificultades, como la timidez, inhibición, aburrimiento… (nos puede salir mal la jugada, y si nos sale bien, una vez ocurre el efecto de la droga, ¿qué? Volvemos a ser nosotros mismos/as)
El alcohol es una droga de fácil acceso y su uso está socialmente aceptado. Es necesario que los adultos estemos atentos y pasemos a la acción si vemos que más que un uso existe un abuso del consumo. En este caso, lo que nos ayudará es tener una buena comunicación con nuestro hijo/a y ser un modelo positivo.
Las madres y padres ponemos límites si observamos que nuestro hijo o hija está consumiendo alguna droga. Si no ponemos límites, ¿qué recursos estamos dando a los hijos e hijas para enfrentar la pelea?! Es necesario que aprendan a respetar el límite y con ello vayan aprendiendo a ponerse los límites ellos/as mismos/as. Cuando somos adolescentes necesitamos pelearnos con nuestros referentes para después saber enfrentar los conflictos.
También habrá que revisar la autoestima e identidad de los adolescentes y su capacidad de resolver conflictos, ya que el consumo responsable va ligado a la capacidad para enfrentar los problemas de forma saludable y al cuidado de uno/a mismo/a.
Si vemos que con esto no es suficiente es conveniente consultar con un profesional de la psicología, pues la terapia puede ayudar a los adolescentes a tomar conciencia de que están descontrolando con el consumo y les acompaña a encontrar otra manera de manejar la ansiedad y las diferentes problemáticas particulares que se esconden detrás de cada “borrachera”; soledad, evasión de la realidad, miedo, llamar la atención…