Los tiempos actuales nos muestran a personas que lideran sus vidas, sus proyectos, equipos u organizaciones desde una ética utilitarista en el sentido de buscar el máximo beneficio por sí mismas, aunque esto signifique un daño para otras, perdiendo de vista la realidad de que somos partes de un sistema y que lo que hago dentro del sistema me repercutirá finalmente a mí. Parece ser que hemos convertido en un ideal al egoísmo, entendiendo como tal la búsqueda de la propia comodidad y bienestar, desestimando las exigencias de justicia y respeto que suponen la convivencia con otras personas. La personalidad se vuelve entonces insolidaria, ignorando los aspectos relacionales y comunicativos de los seres humanos.
El paradigma actual se basa en el TENER, tener dinero, votos, objetos, tener una profesión, propiedades, tener un cuerpo determinado, o una apariencia como mandan los cánones, tener resultados. Este paradigma considera, erróneamente, que si tengo tal coche entonces significa que soy tal otro, que si visto con determinadas marcas o formas significa que soy de una manera.
Hemos perdido de vista al SER, saber quién soy y quién quiero ser
Esta forma de ver el mundo y de actuar sobre él nos lleva a graves consecuencias, las vemos a diario, personas relevantes que han utilizado a los demás como un medio y no como un fin en sí mismos. Desgraciadamente, estas personas sólo son la punta del iceberg de esta creencia muy extendida de utilizar a los demás en beneficio propio, y con tristeza comprueban cómo esta idea circula por toda nuestra sociedad, quizás también dentro de nosotros.
En los procesos de coaching y de crecimiento personal observamos repetidamente como cuando las personas han traicionado sus principios y valores se rompen por dentro y carentes de coherencia interna se fragmentan en partes, divididas entre el placer hedonista (lo que deseo) y actuar haciendo aquello que consideran correcto (lo que quiero).
Los valores guían la conducta
¿Desde qué valores podemos aportar como personas que lideran sus vidas? Gandhi decía “sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”. Quizás estamos en un momento en el que necesitamos redescubrir la integridad; ser íntegros implica ser de una pieza, integrar la información de todas las experiencias vividas, implicarse con todo el ser y no sólo con una de nuestras partes en lo que estamos viviendo, estar presentes totalmente, conscientes y conectados con los pensamientos, emociones y sensaciones.
Presentes en el momento presente, ¿de qué forma podemos actuar para avanzar en el camino de la integridad? Un posible camino es ganar coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos.