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UNA MANCHA NO LO ENSUCIA TODO

Una hebra de paja, por más pequeña que sea, puede taparnos el paisaje entero si lo ponemos suficientemente cerca del ojo.

¿Cuántas veces nos hemos sentido sin salida, como si el mundo se nos cayera encima o hemos repetido lo de “Por qué siempre me pasa a mí” y “he perdido los ánimos para continuar”?

No quiero decir con esto que estos problemas sean insignificantes como una brizna de paja, quizás eran enormes cuando han aparecido; lo que quiero apuntar con estas líneas es que por mucho que te enfrentaras a una montaña de problemas, más allá de esta colina hay un paisaje espectacular y a veces nos olvidamos. ¿Cómo es posible?

  • Sesgo negativo

Así es como hemos llamado desde la psicología a esta tendencia que tenemos las personas de centrar toda nuestra atención hacia las cosas que no van bien, más que en aquellas que son buenas y funcionan. Las malas noticias, por ejemplo, tienen mayor fuerza que las buenas. Nos inclinamos hacia lo negativo.

Y tiene mucho sentido a nivel evolutivo: si sabemos ver lo negativo, tenemos más posibilidades de adaptarnos, protegernos y sobrevivir. Pero como siempre, si llevamos ese sesgo al extremo, es fácil toparse con resultados totalmente opuestos. Cuando esta visión negativa llena cada espacio de nuestra vida, nos impide vivir con plenitud y bloquearnos. Llegando a pensar cosas como: “si todo lo que me rodea es malo, no vale la pena vivir

  • Autoexigencia limitante

Nos exigimos mucho más a nosotros mismos de lo que exigiríamos nunca al resto: “Tengo que ser guapo/a, debo tener éxito, debo ser íntegro y tener valores, entregado/a con la familia, buen/a amante, alegre, puntual, listo/a, tener el mejor horario, el mejor coche, el mejor sueldo…” y si falla cualquiera de estas exigencias, caemos en la desesperación. Cuanto más perfeccionistas nos volvamos, con más fuerza embate la frustración y los sentimientos de fracaso cuando no conseguimos nuestros objetivos por pequeños que sean. Entonces aparecen aquellas situaciones donde nos desesperamos porque hemos estado 3 segundos más en la cola del super al coincidir con una señora mayor delante, cuando nuestro día es una ruina porque hemos tenido que utilizar las escaleras debido a una avería de ascensor o nos toca pasillo en vez de ventana en un vuelo regular.

  • Somos un todo cambiante

A estas alturas ya sabemos que no somos sólo la suma de las pequeñas partes que nos conforman y por tanto no tiene ningún sentido amargarse y permitir que uno de los aspectos disfuncionales de nuestra persona nos defina.

Hay muchas maneras de disfrazar esta mancha de tinta que ha caído sobre el cuadro de tu vida: puedes intentar taparla, borrarla o adornarla… pero si te ofuscas y sólo estás pendiente de esta mancha, es probable que no seas capaz de ver los otros colores de la obra, y créeme que hay un montón.

Quién sabe, quizás dentro de un tiempo vuelves a mirar esta parte del cuadro y te das cuenta de que la famosa mancha al final queda bien, que no te desagrada. Que no te extrañe. Las personas cambiamos constantemente y también lo hacen nuestros gustos y la forma que tenemos de ver el mundo. Por tanto, no dejes que una mancha lo ensucie todo.

Escrito por: Esteve Planadecursach

Psicólogo col. nº. 21.691