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Tratamientos Psicológicos en Barcelona

Tratamientos principales habituales

La palabra angustia proviene del latín anxietas y significa aflicción y angustia. Cuando una persona se siente inquieta o impaciente, tiene dificultades para concentrarse, experimenta problemas para dormir, está muy pendiente del futuro o se siente irritable quiere decir que tiene ansiedad. Este síntoma físico se puede manifestar en formas muy diferentes como, por ejemplo, ataques de pánico, ansiedad generalizada, estrés y/o fobia. Antes de nada, es necesario hacer un buen diagnóstico para diferenciar si proviene de un malestar emocional o es la alarma de alguna enfermedad médica.

La palabra depresión proviene del latín depressio que significa opresión i abatimiento. Cuando una persona tiene dificultades para disfrutar de lo que hace, su estado de ánimo está alterado de manera transitoria o permanentemente o experimenta con mucha frecuencia la emoción de la tristeza, importancia y frustración, pueden formar parte del conjunto de síntomas de una depresión. También se pueden acompañar de trastornos de ansiedad. Desgraciadamente, es uno de los trastornos psicológicos más habituales en nuestra sociedad y lo más importante es que se puede tratar realizando una psicoterapia que recupere la autoestima y confianza perdida.

La palabra fobia proviene del griego antiguo fobos y significa pánico, terror y miedo. Hay personas que tienen un miedo específico y persistente hacia un objeto, animal o situación específica como puede ser viajar en avión, enfermarse, conducir un coche o estar solo/a. Se considera específica cuando este miedo interfiere significativamente en su vida. Cuando la persona se enfrenta a este miedo, experimenta ansiedad evitando la situación fóbica. La visualización y otras técnicas de tercera generación son eficaces para aprender a gestionar este miedo.

Cuando la comida, la pérdida de peso injustificada y/o la obsesión por el peso se convierte en un problema, aparecen los trastornos de la conducta alimentaria. La familia o el centro educativo acostumbran a ser los primeros en detectarlo, ya que este tipo de trastornos se caracterizan por su dificultad en reconocer precisamente la enfermedad. La anorexia nerviosa, el trastorno por saciarse, la ortorexia (obsesión para comer de manera sana) o la bulimia nerviosa son algunos de los trastornos de la conducta alimentaria más habituales. El tratamiento no solo incluye recuperar la alimentación saludable, si no hace falta abordar el malestar psicológico que ha llevado a la persona a manifestar este síntoma. No se descarta la intervención de otros profesionales en este tipo de tratamiento.

La palabra adicción del latín addictio que significa cesión al mejor postor. Actualmente, cuando hablamos de adicciones, hace falta diferenciar las adicciones que implican el consumo de una substancia (cocaína, alcohol, cannabis, LSD o tabaco) de las que no implican un consumo (ordenadores, móviles, videojuegos, comida, sexo o pornografía). La dependencia puede ser física y/o psicológica generando un síndrome de abstinencia cuando la persona no puede realizar el consumo. Otro elemento para el diagnóstico es el grado de interferencia que la adicción tiene en la vida de la persona que lo padece. Ponerse en manos de un buen profesional es el mejor pistoletazo de salida para reconocer lo que la persona que tiene una adicción está viviendo.

La dependencia emocional es un estado psicológico que se manifiesta, sobre todo, en relaciones de pareja todo y que también se puede dar en relaciones de amistad o familiares. También se nombra adicción al amor, porque, cuando una persona mantiene una relación inestable, destructiva y conflictiva, está sometida a la otra para evitar una ruptura. El miedo a la soledad o a la necesidad de complacer acostumbran a ser algunos de los motivos que hacen mantener este tipo de relaciones que afectan negativamente la salud y autoestima de la persona que lo padece.

Cuando una situación se revive de forma intensa en forma de emociones, recuerdos, pesadillas, pensamientos recurrentes o, hasta, con las mismas sensaciones físicas a pesar de pertenecer a una experiencia del pasado, es probable que sea una situación traumática. Esto quiere decir que la persona no ha podido reprocesar la experiencia y, por este motivo, la persona lo experimenta como si no hubiera pasado el tiempo. Las técnicas EMDR (Eye Movement Desensibilization and Reprocessing), ICV (Integración del Cicle Vital), TIC (Técnicas de Integración Cerebral) han demostrado su eficacia terapéutica a la hora de tratar situaciones traumáticas.

La palabra duelo proviene del latín dolum que significa dolor. El dolor es un proceso que se produce a raíz de una pérdida de una persona querida, un cambio laboral, una ruptura de pareja o el diagnóstico de una enfermedad crónica, pues es algo natural y necesario como un mecanismo de adaptación a la nueva realidad que, en muchas ocasiones, ha sido de manera repentina e inesperada. Se utiliza la metáfora de la cicatrización de una herida para describir el proceso que hace falta seguir para desarrollar una pérdida. No siempre es necesario pedir ayuda profesional cuando una persona está desarrollando un duelo. Cuando hay dolor crónico, enmascarado o atrasado, es necesario tener un espacio terapéutico para poder expresar las emociones que acompañan al duelo. En los casos más graves de muerte de un hijo/a o el suicidio de una persona familiar, también se aconseja la intervención profesional.

Un trastorno de personalidad o también llamado trastorno del carácter se define como un patrón persistente de experiencias internas y comportamientos que se aparta marcadamente de las expectativas de la cultura de la persona que lo exhibe. Cuando hay un diagnóstico de un trastorno de personalidad, la eficacia terapéutica está en la complementación de un tratamiento farmacológico y psicoterapéutico para conseguir la mayor estabilidad emocional y óptima adaptación al entorno. Hay diferentes tipos de trastornos de personalidad como, por ejemplo, el trastorno obsesivo, psicótico, trastorno límite, esquizoide o narcisista, entre otros.

Una persona con pocas habilidades sociales acostumbra a sentirse aislada y desconectada de los demás y también se puede sentir rechazada con más facilidad. Hay estudios que señalan la importancia de una buena red social para disfrutar de una salud óptima, ya que las amistades son una fuente de salud y, también, son necesarias para hacer frente a situaciones desagradables y compartir aquellas que son agradables. Cuando las relaciones despiertan miedos, se viven con ansiedad o desconfianza o hay una falta de habilidades comunicativas, un buen vínculo terapéutico puede facilitar el aprendizaje de estas herramientas propias de la inteligencia social, así como las competencias emocionales, verbales y no verbales necesarias para tener más seguridad a la hora de establecer relaciones

Cuando el malestar psicológico afecta a la sexualidad, hace falta destacar inicialmente que no haya razones médicas o físicas que estén provocando una disfunción sexual. En el caso que haya motivos de tipo psicológico, hace falta investigar sobre el momento vital de la persona, su historia de vida sexual y la relación actual con la pareja. Las disfunciones sexuales masculinas más comunes son la eyaculación precoz, la disfunción eréctil y la falta de deseo sexual. Las disfunciones sexuales femeninas más comunes son la anorgasmia, el vaginismo, la falta de deseo sexual y la dispareunia. Cuando la disfunción sexual afecta significativamente a la pareja, se recomienda que se puedan hacer sesiones con la pareja para poder abordarlo conjuntamente.

Una relación de pareja pasa por diferentes etapas que, a veces, necesita de una ayuda profesional especializada para afrontar los obstáculos que ocasionan los problemas de comunicación, la infidelidad romántica y/o sexual, las dificultades en la gestión de conflictos, las disfunciones sexuales, el distanciamiento por la crianza de hijos/as, etc.

Una terapia de pareja no sólo permite aprender de estas dificultades, sinó también aprender de ellas para que la pareja se sienta reforzada con la ayuda adecuada. Aprender nuevas herramientas, crear un espacio de escucha identificando los patrones de comunicación aprendidos y poner en práctica ejercicios para casa son algunos de los ingredientes que definen un proceso psicoterapéutico con la pareja. 

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“No siempre podemos obtener lo que queremos. No siempre podemos ser la persona que queremos ser. Cuando negamos o resistimos esta realidad, el sufrimiento surge en forma de estrés, frustración, y auto-crítica. Sin embargo, cuando esta realidad es aceptada con benevolencia, generamos emociones positivas como la compasión y el cuidado, las que nos ayudan a enfrentar nuestra situación”
Kristin Neff