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SOBRE EL VÍNCULO TRAUMÁTICO O TRAUMA BONDING

Habitualmente, al hablar de trauma nos viene a la mente un suceso impactante, una de estas situaciones que afectan emocional y/o físicamente a quien la sufre. Éste sería un tipo de trauma, pero hay otro tipo que hace referencia a situaciones que se mantienen a lo largo del tiempo que erosionan la autoestima de una persona; estas situaciones se producen en el ámbito de las relaciones. De este tipo de trauma hablaremos aquí.

En el método Estimulación y reprocesamiento por los movimientos oculares (EMDR, por sus siglas en inglés) los eventos traumáticos se dividen en dos grandes tipos:

  1. El Trauma con T (mayúscula) o trauma agudo, se trata de un hecho en el que la persona siente que su propia vida o la de otra persona están en peligro y esto le genera un estrés extremo, un miedo o dolor intensos que pueden afectar a nivel físico y/o emocional.
  2. El trauma con t (minúscula), trauma relacional o crónico implica vivir situaciones que perduran a lo largo del tiempo, mantener relaciones conflictivas o estar sometido [1] a situaciones de abuso, como, entre otros, recibir malos tratos físicos o psicológicos, sufrir acoso escolar o laboral, mantener una relación de pareja desequilibrada y donde se ha abusado, vivir un divorcio conflictivo; o recibir amenazas constantes de abandono en una relación.

En cualquier caso, estamos hablando de heridas, pues el término trauma proviene del griego τραῦμα traûma, que significa herida, y, si es emocional, decimos que se trata de una herida del alma.

Pero a veces cuesta entender por qué algunas personas se mantienen en relaciones abusivas, en vínculos de maltrato donde prima el sufrimiento y la infelicidad. Existen teorías y estudios que explican este comportamiento y ayudan a comprender que no se trata sólo de una cuestión de voluntad, sino del tipo de unión que se establece, puesto que la fuerte vinculación es lo que dificulta la ruptura.

La palabra vínculo proviene del latín vinculum y designa la unión, relación o vínculo de una persona o cosa con otra.

Así, tenemos que quien se mantiene en una unión traumática sufre heridas provenientes del mismo vínculo, y no de eventos externos a la relación. Es el vínculo tóxico el que enferma y genera un reforzamiento que hace difícil salir de esa unión.

Donald Dutton y Susan Painter (1981) desarrollaron la teoría del vínculo traumático, con base en la experiencia y los estudios realizados con mujeres víctimas de relaciones abusivas. Observaron que en este tipo de uniones se generaban vínculos muy poderosos; y pudieron constatar también que estos vínculos se desarrollaban a partir de dos características específicas y esenciales de la relación abusiva:

  1. Desequilibrio de poder.
  2. Intermitencia del abuso.

Desequilibrio de poder

La asimetría de poder es una característica fundamental, son relaciones donde existe una jerarquía en la que una de las partes se siente subyugada, en inferioridad de condiciones y la otra en un lugar de poder, por encima; también se conocen como relaciones Up/Down.

En la medida en que se mantiene y aumenta esta relación desigual, se genera un empobrecimiento de la autoestima en la víctima, una autovaloración negativa y una sensación de necesidad respecto del dominador, lo que puede generar un fuerte vínculo afectivo de la víctima hacia la persona dominante.

Asimismo, quien está en la posición dominante se vuelve dependiente respecto a la víctima en la medida en que a causa de esta relación desarrolla un sentido hinchado de su poder. Mientras la víctima se siente más impotente, quien domina se siente más poderoso.

Las relaciones de poder desequilibradas pueden hacerse más desiguales con el paso del tiempo y la propia dinámica de poder genera enfermedad en los individuos, según afirman los psicólogos sociales.

Intermitencia del abuso

La alternancia entre el buen y el maltrato es otra característica importante; el dominador maltrata intermitente y periódicamente con amenazas, abusos verbales y/o físicos; posteriormente, para compensar el abuso, el dominador se comporta de forma positiva, se disculpa, promete no repetir y hace muestras de cariño.

Dutton y Painter explican que las víctimas experimentan ciclos alternados de excitación aversiva/negativa con otros de alivio/liberación relacionados con la eliminación de la emoción repulsiva.

La teoría del aprendizaje ha demostrado (mediante experimentos de refuerzo/castigo) que la alternancia entre aversivo y agradable es altamente efectiva para generar patrones de comportamiento resistentes que establecen una fuerte relación emocional, y que son difíciles de extinguir o finalizar. Esto significa que la alternancia entre las emociones negativas y las positivas refuerza la relación y por tanto se hace más difícil la separación.

Dutton y Painter demostraron que el apego podía reforzarse cuando se aplicaban los buenos y malos tratos. Citaron estudios de situaciones de este tipo, por ejemplo: en niños que tienen un fuerte apego a sus padres abusivos (Kempe & Kempe, 1978), personas que fueron rehenes y con el tiempo han demostrado un respeto positivo por sus captores como el “Síndrome de Estocolmo” (Bettleheim, 1943; Strentz, 1979) y miembros de sectas que siguen siendo leales a los líderes incluso después de haber dejado de pertenecer a las mismas (Conway & Seigelman, 1978).

Laura López Galarza

Psicóloga Sanitaria. Col. Nº 17148

Bibliografía

Dutton, D. y Painter, S. “Emotional attachments in Abusive Relationschips: En Test of Traumatic Bonding Theory”. Violence and Victims, Vol 8, No 2. Springer Publishing Company, 1993.

Shapiro, F. Silk Forest, M. EMDR, una terapia revolucionaria para superar la ansiedad, el estrés y los traumas. Editorial Kairós, Barcelona 2008.

[1] En adelante se utilizará el masculino genérico.