¿Cuál es la motivación para establecer una relación de pareja? Seguramente muchas personas responderíamos inicialmente que es un sentimiento amoroso hacia alguien. Aunque sabemos que esto es una condición necesaria pero no suficiente para establecer una pareja. Además, se debe crear un proyecto conjunto y compartido que no excluya los proyectos personales, sino que los integre y apoye en una relación de iguales y en este compartir están también los valores. Esta premisa no se cumple en muchas relaciones, porque no existe un proyecto común o porque no es una relación igualitaria, o ambas cosas. Y aquí surgen las primeras crisis, negociaciones implícitas tipo: ¿Por qué estamos juntos/as? Y acuerdos más o menos pactados sobre: ¿Cómo estaremos juntos/as?
Es obvio que en las respuestas a estas cuestiones intervienen factores culturales, de género y me atrevería a decir económicos y de clase social. Y evidentemente si miramos hacia atrás en la historia, estas preguntas no tenían cabida, ya que sólo había una respuesta, la pareja era la antesala del matrimonio heterosexual en el que la mujer apoyaba los proyectos del marido, y los roles y funciones estaban definidos por la variable género. Cuando esto cambió, la diversidad en las relaciones creció exponencialmente.
Iniciar una pareja es una tarea mucho más fácil que mantenerla
Muchas relaciones no resisten el final del enamoramiento, cuando al fin conseguimos percibir al/la otro/a. Y claro, nunca es cómo habíamos imaginado o pretendido, sino como ES. Aquí surgen las primeras serias dificultades y algunas batallas para que el otro/a cambie y se adapte a nuestros esquemas. Cuando poder ACEPTAR las diferencias resultará crucial para desarrollar una relación de pareja duradera. Cada miembro ve a la pareja con sus esquemas preconcebidos y muchas veces se dan por supuestas cosas que en absoluto lo son, y cuando no somos conscientes de nuestros propios esquemas, las cosas pueden complicarse bastante.
En las parejas de larga duración cada miembro va cambiando con su propia historia y con el ciclo vital de la pareja. Las negociaciones iniciales no sirven de por vida, no es lo mismo una pareja sin convivencia, que cuando se inicia la convivencia, o si la pareja decide tener descendencia, o el momento de la familia. Existe un ciclo vital en la pareja que, al igual que en el ciclo vital de las personas, va modificando la propia estructura. Cada cambio en el ciclo vital de la pareja supone nuevos reajustes y pactos, en ocasiones de aspectos centrales y nucleares en la vida de la pareja.
Muchas personas no se hacen responsables de la relación de pareja. Lo podemos observar en pensamientos tipo “Ya no siento lo mismo”. Como si el amor fuera algo externo, o como si la persona responsable de nuestras decepciones fuera el otro/a, ha sido el otro/a quien no ha cuidado la relación.
Una cuestión primordial que aprendemos en la terapia de pareja es que no es el amor lo que sustenta la relación, sino que es LA RELACIÓN LA QUE SUSTENTA EL AMOR
En terapia de pareja me gusta utilizar la metáfora de la relación como una planta, un ser vivo, que necesita cuidados para mantenerse y crecer.
Así que os dejo con unas preguntas:
¿Cómo está vuestra planta? ¿Cómo cuidas tu planta? ¿La riegas? ¿Buscas el espacio adecuado para ella, en el que tenga la suficiente luz? ¿Le das abono en la planta? ¿Cuándo crece la trasplantas? ¿Le quitas las hojas marchitas? ¿Está enferma?