Puede que te sientas culpable por algo que hiciste, algo que no hiciste o incluso algo que pensaste; quizá eres de los que se castigan por no haber hecho lo suficiente o por no merecer lo que tienes. Sea como fuere, tienes ante ti una oportunidad de experimentar el crecimiento personal que nos ofrece el sentimiento de culpa, así que te invito a aprovecharlo.
Suele empezar con un “¿debería …?” Una conversación con nosotros mismos en la que ponemos en duda nuestras acciones o decisiones, nos juzgamos y regañamos por algo que no encaja con nuestros valores o la propia percepción: debería haber reaccionado mejor, no haberme saltado la dieta, debería haber ido a ver a esa persona cuando lo necesitaba…
Aparentemente puede parecer una fuente de sufrimiento, pero nadie ha dicho que fuese agradable. De hecho, es precisamente eso lo que hace de la culpa un sentimiento valioso: es una señal de alerta que nos hace reaccionar, y bien gestionada y elaborada puede tener los siguientes beneficios:
- Nos ayuda a actuar de forma prosocial: no perjudicar a los demás o ayudarles es una buena forma de mantener alejada la culpa o de enmendarla. Una especie de altruismo egoísta.
- Educa el autocontrol: para no caer en la trampa de la culpabilidad es necesario pensar en las consecuencias de nuestros actos, lo que requiere de empatía, anticipación y una cierta planificación o control de nuestras acciones y decisiones.
- Es un signo de madurez: ser coherentes con nuestras ideas, valores y tener bajo control los instintos que nos harían caer en contradicciones, es una señal de madurez emocional. Al sentirnos culpables, nos estamos responsabilizando de nuestros actos.
- Refuerza el sistema de valores y la identidad: al fin y al cabo, no hay nada más gratificante que cumplir con las convicciones morales que cada uno tiene; y esto es precisamente lo que promueve ese sentimiento: a ser coherente con nuestra escala de valores. Cuando lo hacemos, no sentimos culpa sino satisfacción y esto refuerza quienes somos.
¿Qué debo hacer si me siento culpable?
- Reconocer el origen de este sentimiento y sus manifestaciones: asegúrate de estar entendiendo lo que ocurre en tu interior cuando te sientes culpable: ¿hacia dónde diriges esta culpabilidad? ¿qué la origina y cómo reacciona tu cuerpo en consonancia? Puede que te sientas ansioso/a, que te cueste conciliar el sueño, que te notes abatido o triste… ¿Se trata realmente de un mal día en el trabajo o es que en el fondo piensas que no mereces ostentar la posición en la que te encuentras?
- Aceptar que hiciste algo mal (incongruente con tus valores): ahora que lo has identificado, debes ser capaz de entenderlo. Por los motivos que sea, no actuaste de acuerdo con lo que crees correcto y con quién eres, pero esto forma parte del pasado y no debe perpetuarse o repetirse.
- Enmendar los errores: no se puede cambiar el pasado, pero puedes compensarlo. De hecho, la culpa es una vía para comunicarnos que debemos actuar de forma diferente, esto puede empezar ahora mismo: tomando responsabilidades por lo sucedido. A veces resultará tan simple como pedir perdón, confesar la verdad o renunciar a la causa de esa incongruencia; en otros, puede ser más profundo y complejo de enmendar.
- Aprender de la experiencia: pregúntate qué has sacado de esa experiencia. ¿Te ha enseñado algo de ti mismo, de los demás o del mundo que te rodea? Si frente a otra situación similar, ahora respondes de forma diferente significará que ha habido un aprendizaje.
- Perdonar y seguir adelante: todo el mundo comete errores. Entender esto y ser benevolente contigo mismo te permitirá salir del pozo del remordimiento y avanzar. Si en caso contrario, el sentimiento de culpa se mantiene, puede que tengas que volver al punto 1 para identificar adecuadamente lo ocurrido y sanear cualquier residuo de ese sentimiento.
Se trata de un proceso por el que todos pasamos, en mejores o peores condiciones, alguna vez a lo largo de nuestras vidas. Esto no significa que sea sencillo o fácil, de hecho, puede resultar muy confuso más bien. Por eso, si estás experimentando dificultades en avanzar por ese camino, la figura de un terapeuta puede ayudarte a profundizar en estos sentimientos, acompañarte en su curso y sacar el máximo provecho de lo vivido.
Esteve Planadecursach
Psicólogo col. nº. 21.691
Bibliografía: