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LAS ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS

¿Por qué el médico me dice que debo ir al psicólogo/a si mi problema es físico?

Esta pregunta es habitual en personas que sufren algún tipo de síntoma físico derivado de una causa psicológica cuando, tras la visita médica, son derivadas al psicólogo o psicóloga. Las personas que se encuentran en esta situación, a veces, les cuesta aceptar que puedan tener un problema psicológico y siguen yendo a varios médicos y especialistas con la esperanza de encontrar una respuesta para solucionar su dolencia.

En muchos casos, la incertidumbre frente a la falta de respuestas y un afrontamiento ansioso de la enfermedad contribuyen en muchas ocasiones a agravar el malestar.

Podemos decir que las enfermedades psicosomáticas son aquellas en las que los síntomas físicos se derivan de un malestar psicológico como el estrés, la ansiedad o la depresión.

En términos generales, son enfermedades cuyos síntomas no pueden ser explicados por una enfermedad médica.

Las enfermedades psicosomáticas son más frecuentes de lo que pensamos:

  • Casi el 12% de la población europea sufre estas molestias.
  • Se considera que una cuarta parte de las personas que acuden al médico de atención primaria presentan este tipo de enfermedades.

La influencia de las emociones

Existe una idea generalizada de pensar que el malestar psicológico sólo causa tristeza, ansiedad, sentimientos de inferioridad u otros síntomas que no tienen que ver con el cuerpo. Sin embargo, nuestros hábitos de pensamiento y nuestras emociones tienen una relación directa con nuestro cuerpo y pueden causar síntomas físicos.

Las emociones influyen en nuestra forma de pensar y también en nuestro cuerpo. Cuando la gestión que hacemos de nuestras emociones no es la adecuada para evitar la ansiedad, el estrés o la depresión, los estados emocionales resultantes actúan sobre distintas hormonas y provocan cambios en nuestro organismo que influyen en diferentes enfermedades.

Por ejemplo, el estrés está estrechamente relacionado con muchas enfermedades médicas, como la hipertensión, el asma, diferentes enfermedades coronarias, la úlcera de estómago, el síndrome de intestino irritable, las cefaleas, el dolor crónico, las contracturas muscular, la impotencia, etc.

Después de observar que la depresión, la ansiedad y el estrés, entre otros, son factores que tanto influyen en el origen, el mantenimiento como en la evolución de diferentes patologías físicas, es más fácil entender la influencia de nuestras emociones y de nuestra mente sobre nuestro cuerpo.

Cómo evitarlas

Existe mayor propensión a sufrir enfermedades psicosomáticas si:

  • Se sufre un trastorno de ansiedad o depresión.
  • Se mantiene un alto nivel de estrés.
  • Existe un hábito al producir pensamientos negativos y catastrofistas.
  • Existe el hábito en reprimir las emociones.
  • Se han sufrido traumas que no se han superado.
  • Se arrastra culpa y resentimiento por situaciones del pasado.

En líneas generales, existe una mayor propensión a generar una enfermedad psicosomática cuando se arrastran conflictos emocionales sin resolver.

Muchas veces las enfermedades psicosomáticas surgen porque acumulamos la tensión generada por nuestros problemas en lugar de buscar la forma de resolverlos. Es fundamental encontrar alternativas para liberar a nuestra mente y cuerpo del estrés que nos producen los problemas diarios.

En muchos casos, es importante el abordaje terapéutico para aprender a gestionar adecuadamente pensamientos, creencias disfuncionales, emociones y adquirir herramientas para mejorar bienestar y calidad de vida, evitando así la aparición de síntomas físicos.

La mejor forma de controlar y evitar enfermedades psicosomáticas es controlando el estrés y prestando atención a nuestras respuestas físicas ante situaciones que nos ponen nerviosos o nos generan tensión.

Lo que sentimos y cómo utilizamos las emociones influye en nuestra salud psicológica y también física.

Sergi Palma

Psicólogo Col. Nº. 10621