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LA TÉCNICA PSICOLÓGICA DE LA INTEGRACIÓN DEL CICLO VITAL

En la psicoterapia con ICV, esta herramienta se convierte en un “puente emocional” para encontrar un recuerdo que esté conectado con el problema actual. El/la psicoterapeuta guía a la persona que consulta para volver a visitar, con su imaginación, los recuerdos del pasado, llevando al pasado lo necesario para una buena resolución de este episodio. Se utiliza la Línea del Tiempo, con imágenes visuales de acontecimientos de la vida de la persona que consulta, y esta repetición de la Línea del Tiempo ayuda a la mente de la persona a entender que el tiempo ha pasado y que su vida ahora es distinta.

Construir una Línea del Tiempo

A lo largo de la Línea del Tiempo, la persona produce y ve una película de su vida, y estas imágenes o secuencias están relacionadas con el problema actual.

Las personas que sufrieron abuso o negligencia en su infancia, parecen estar programadas para interpretar los acontecimientos de forma “negativa”, y reaccionan de la misma forma que en el pasado a situaciones presentes. Continuar con estos patrones repetitivos y autodestructivos sólo hace que la persona se sienta peor e impotente.

La Línea del Tiempo cura profundamente y sin retraumatizar, puesto que trabaja a un nivel neuronal profundo que posibilita el cambio de respuestas obsoletas estrategias defensivas desadaptativas.

Tras varias sesiones con la técnica de la Integración del Ciclo Vital, las personas informan de que se sienten más a gusto con sus vidas, se incrementa el grado de aceptación y son más capaces de disfrutar de sus relaciones. Después de realizar una psicoterapia con la Integración del Ciclo Vital, las personas pueden responder a una situación de estrés de una forma más apropiada al momento actual y con los recursos que dispone ahora. Desaparecen las sensaciones físicas asociadas al problema y los niveles de ansiedad disminuyen de forma notable.

Un nuevo aprendizaje neuronal

Parece que la ICV trabaja dando coherencia y estableciendo una relación segura entre los diferentes estados del yo, entre el estado niño/a, el adulto y el estado padre/madre, permitiendo que el “yo central” se fortalezca . Esta relación y esta repetición de imágenes sobre su vida van creando un nuevo aprendizaje neuronal en la persona, más adaptativo y que deja disponibles sus recursos.

La Integración del Ciclo Vital puede utilizarse en numerosos problemas psicológicos que tienen su raíz en una integración neuronal insuficiente, como la ansiedad, la depresión, las dificultades de regulación emocional, los trastornos del vínculo, y por los estados disociados del yo.