Sólo cuando el hombre acepta íntegramente su ser,
comienza a vivir de forma plenaMaría Zambrano
Cuando una persona no está dispuesta a tener una determinada emoción o pensamiento, justamente obtendrá esa emoción o pensamiento
Porque en el ámbito de la experiencia interna «no estar dispuesto a X» implica necesariamente «estar en relación con X». Si una persona no desea sentirse como se siente y quiere cambiar deliberadamente su estado de ánimo probablemente el éxito sea efímero, mientras que a largo plazo el estado de ánimo no deseado se hará más frecuente y afectará a otras áreas de su vida. La misma acción de intentar deliberadamente no sentir algo en un momento particular, resulta contradictoria con el objetivo que persigue, ya que no estar con algo es estar con esa cosa. Un ejemplo de esto es cuando una persona está cada vez más ansiosa por no querer estar ansiosa. La evitación emocional es también fuente de sufrimiento cuando el cambio a conseguir es posible, pero el esfuerzo requerido conduce a formas de evitación no saludables.
Por ejemplo, cuando una persona intenta no recordar o eliminar el recuerdo de un determinado episodio a través del consumo de drogas. El consumo de drogas puede ser eficaz para inhibir un recuerdo, pero su coste personal puede ser muy alto. La evitación de los recuerdos o circunstancias que provocan determinados sentimientos restringe la aceptación de la propia historia y limita el autoconocimiento sobre las reacciones a lo que se piensa y siente.
Cuando el episodio que se quiere eliminar no puede cambiarse, la evitación es igualmente perjudicial. Huir o luchar contra el dolor de una pérdida, puede convertir la pérdida en un trauma y al que practica la evitación en una víctima de su propia estrategia. Cuando la persona quiere eliminar estos eventos mediante el control, esta solución se convierte en el problema.
Cuando aceptamos, podemos diferenciar a nuestro yo de su conducta, sea privada o pública. Podemos diferenciar lo que está presente y lo que se hace presente por el lenguaje. Podemos tratar los pensamientos como pensamientos, valoraciones como valoraciones como recuerdos.
Podemos aprender a estar abiertos a lo que la vida nos lleva en cada momento, en cualquier experiencia y área
A veces la aceptación es comparable a la experiencia de ser como una manta extendida sobre la hierba, que acepta, recibe, las hojas y las gotas de lluvia que caen sobre ella. La manta no se resiste a las hojas, ni “las tolera”, no desea las hojas, ni intenta atraerlas, ni las controla. La aceptación es como un contenedor de pensamientos, emociones, recuerdos y otras experiencias sin intentar controlarlos.