HERRAMIENTAS BÁSICAS DE HIGIENE PSICOLÓGICA

Lo que todos podemos hacer para mantener una buena salud mental

Seguramente no te esté descubriendo nada nuevo. Tienes razón, son conceptos básicos. Pero lo cierto es que muchos de los pacientes que llegan a consulta no han sido capaces de adaptar, encontrar o mantener estas sencillas estrategias que no son únicamente preventivas, sino que pueden ayudarnos muchísimo a mejorar en la gestión de los conflictos y las emociones del día a día.

Por tanto, vamos a hacer un recordatorio de los que, en mi opinión, son los mejores hábitos de conducta para vivir equilibradamente.

La tríada dormir-comida-ejercicio es básica no sólo para la salud mental, también es de las más recomendadas por expertos en medicina general por una gran diversidad de cuadros clínicos.

  • Dormir

No me refiero a dormir muchas horas o despertar como si hubiéramos vuelto a nacer (estas expectativas pueden dificultar más de lo que nos ayudan). Yo hablo simplemente de valorar el descanso nocturno: sean 4, 6 o 10 horas. Por tanto, cuidar que el espacio donde pasaremos la noche sea confortable, asegurarse de evitar interrupciones, establecer una rutina para irse a dormir, reservar la cama únicamente por el sueño, etc.

Dormir mejor o peor muchas veces no depende de nosotros, pero que el descanso sea sagrado si es una decisión que tomamos de forma consciente.

  • Comer bien

La alimentación es la gasolina que nos hace funcionar y, por tanto, nuestra maquinaria trabajará mucho mejor si está bien nutrida. No sólo debemos pensar en las sensaciones físicas de cansancio, pesadez estomacal o fatiga, que evidentemente tendrán una repercusión en nuestro estado de ánimo. Mantener una alimentación saludable y equilibrada tiene también efectos en el sistema nervioso central y nuestras capacidades cognitivas: concentración, atención, rapidez de procesamiento, memoria, etc.

  • Hacer ejercicio

Cuando hacemos deporte segregamos endorfinas y se regula la producción de norepinefrina, es decir que se activa una química similar a la que se utiliza de forma farmacológica para tratar trastornos como la depresión o la ansiedad. Es un elemento de prevención del deterioro cognitivo (el ejercicio físico reduce el riesgo de sufrir demencia y Alzheimer) y si todo esto no te convence, recuerda que el deporte es una alternativa saludable a conductas de riesgo como el juego u otras adicciones, una vía de socialización y una forma de cuidarse a uno mismo que en muchos casos tiene una repercusión positiva en la autoestima y la autoconfianza.

  • Relacionarse

Necesitamos atención e interacción con los demás para sentirnos comprendidos, validados y queridos. Tener contacto con los demás nos permite salir de los pensamientos circulares, tomar perspectiva y refuerza un sentimiento de pertenencia imprescindible para formarnos una identidad fuerte y estable.

  • Practicar la compasión

Hacer un esfuerzo por mantener una actitud bondadosa de cariño y respeto por los demás y por uno mismo es una herramienta que podemos llegar a interiorizar a base de repetirla y que nos ayudará a mejorar nuestra capacidad empática y a no castigarnos tanto por nuestros errores. Favorece una actitud positiva y puede mejorar nuestro rendimiento general, tanto en lo que se refiere a la gestión emocional, como la de los conflictos interpersonales. Las personas compasivas son capaces de soltar los reproches y remordimientos del pasado, para vivir el presente con mayor plenitud.

  • Meditar o hablar con uno mismo

No voy a extenderme a prodigar los beneficios de la meditación, quizás esto no es lo tuyo o no hace para ti. Dilo de otra manera: hablar con uno mismo, mindfulness, hacer un “break”… la cosa es que puedas dedicarte unos minutos del día a ti mismo sin hacer nada en particular ni tener que ser productivo o útil, sólo para reflexionar y tomar aire. La mejora en el estrés y la ansiedad cuando se instaura ese hábito es más que evidente.

  • Ser honesto

Muchos de los problemas psicológicos que nos enfrentamos a lo largo de la vida se generan por contradicciones internas: cuando nuestra conducta no se corresponde con los valores que tenemos. Nos auto-engañamos y engañamos a los demás para poder capear estas incoherencias y se va envolviendo la madeja cada vez más.

No es fácil, pero siendo honestos, sinceros y con la verdad por delante, podemos ahorrarnos muchos conflictos con los demás y con nosotros mismos.

  • Leer

También puede servir escuchar música, ver una película, escribir poesía, hacer un puzle… en definitiva cualquier actividad de ocio o cultural que active nuestro cerebro. “Mente y cuerpo sanos.”

Yo me he decantado por la lectura porque a muchos de mis pacientes les ha servido leer libros de autoayuda. Es una forma de reflexionar sobre las propias vivencias al tiempo que se hace una actividad intelectual.

Las personas que leen siguen trabajando más allá de las sesiones de psicoterapia y pueden llegar a sacarles más rendimiento.

Así pues, podríamos decir que estas pocas herramientas básicas están relacionadas entre sí y tienen algo en común: auto cuidarse.

Cuando nos fijamos en lo que comemos, nos importa nuestro descanso y nuestro estado físico y mental, estamos siendo honestos y compasivos con nosotros mismos. Es como decirse a uno mismo “me importo” y esto tiene un gran efecto en cómo nos sentimos.

Escrito por: Esteve Planadecursach Psicólogo col. nº. 21.691