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EN PAREJA, SANAMENTE

Tanto en trabajo individual como en parejas, un tema que surge a menudo en consulta es el de cómo llevar las quejas de la pareja (conviviendo o no). Otras relacionadas son o cómo conseguir que la/el otro entienda las propias necesidades o cómo conseguir que realice algunos cambios importantes para estar a gusto. Las quejas, tanto emitidas como recibidas, son un motivo habitual de malestar y preocupación, ya sea por cómo se comunican, por el perjuicio que nos provocan, por cómo las recibimos, o también porque queremos defenderlas o directamente, eliminarlas.

En este sentido, es bastante útil y clarificador todo el trabajo de investigación y terapéutico sobre parejas que realizaron el matrimonio John Gottman y Julie Schwarz y que dieron a conocer en los ​​años 90. Durante 30 años estuvieron observando, evaluando, registrando y analizando las conversaciones de parejas mientras discutían asuntos a resolver y que los separaban. Algunas conclusiones a las que llegaron son tanto de sentido común como desmitificadoras:

¿Una relación sana es aquella que dura muchos años?

No necesariamente. Las relaciones sanas son aquellas en las que el amor se sostiene en el respeto y en el conocimiento del otro. Esto permite que quien forma parte obtiene ser visto por quien es, y es tanto reconocido/a como validado/a por ello, donde tanto puede recibir atención y nutrición emocional como también darla, en mutualidad e igualdad. Una relación sana es aquella que permite a ambas personas crecer y desarrollarse.

En pareja, hay cosas que no pueden darse:

Aunque vaya bien una pareja, es imposible que nunca discuta, o bien que no se tengan quejas uno/a del otro/a. Lo que diferencia una unión sana de aquella que mantiene una relación perjudicial -o bien tan deteriorada que está a punto de separarse- es cómo gestiona los conflictos.

Las parejas que perduran en una relación positiva y mutua enfrentan los conflictos de forma positiva y suave.

Reconocen que el conflicto es inevitable, que siempre habrá algún punto en el que estarán en desacuerdo. Incluso pueden admitir que hay cosas que siempre las verán diferente y que por tanto quizás no tienen solución. Lo que procuran, sin embargo, es no mantenerse en una posición estancada o en una trinchera respecto a ese asunto. Procuran mantener una postura respetuosa y empática con el otro. Siguen hablando, procurando evitar la crítica o la descalificación. Dialogan, aunque cueste, y buscan acuerdos que, aunque no del todo, puedan contentar a ambas partes.

De hecho, Gottman&Schwarz cuantifican que aproximadamente el 69% de los conflictos en pareja no son solucionables. ¿Dónde se pone el foco, entonces? Al dar mucho valor, mucha validez y mucha importancia a ese 31% restante que sí se puede resolver, y que sea lo verdaderamente importante y nuclear de la pareja. Darle un valor del 100%.

En este proceso de diálogo, son muy importantes los términos de la conversación: las parejas que mantienen una relación sana intentan mantener una actitud abierta, interesándose por los sentimientos del otro. Le refuerzan también que el otro es importante y le validan y reconocen sus cualidades y sus esfuerzos. Intentan dejar de lado las ironías que pueden herir y los sarcasmos. Procuran desdramatizar las situaciones no importantes con algo de humor.

No son los únicos elementos, pero sí algunos de los fundamentales. Y ya se sabe que, sin buenos cimientos, ninguna estructura aguanta, por muy buena voluntad -en este caso, amor- que pongamos.

Marina Vivó

Psicóloga Colegiada nº 17.478 COPC

BIBLIOGRAFÍA: Gottman, J. M. Gottman, J. S., Declaire, J. “Diez claves para transformar tu matrimonio. Cómo reforzar las relaciones de pareja.” Ed Paidós.