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EL TESORO DEL SILENCIO

“El inicio de la sabiduría es el silencio”

Pitágoras

Hay silencios de muchas clases, silencios cómplices, silencios de desprecio, silencios opresivos. También hay un silencio regenerador, que nos conecta con nosotros. De esto es de lo que quiero hablar en estas líneas, del silencio fértil de la conciencia, utilizando las palabras del poeta Paul Goodman.

En una investigación realizada en 2013, publicada en la revista Brain, Structure and Function, se utilizaron diferentes tipos de ruido y sonidos, registrando el efecto que el ruido y el silencio tenían sobre el cerebro de ratones. El silencio se estableció como una variable de control, pero los científicos descubrieron que los ratones expuestos a dos horas de silencio diario desarrollaron nuevas células en el hipocampo, un área del cerebro asociada con la memoria, la emoción y el aprendizaje. El investigador Imke Kirste dice que las células parecían convertirse en células funcionales: «Vimos que el silencio realmente estaba ayudando a las nuevas células a diferenciarse en neuronas e integrarse en el sistema» afirma la científica.

El silencio puede literalmente hacer que tu cerebro crezca

Cuando estamos en silencio, el cerebro está internalizando y evaluando la información. Ya en 2001, se observó un «modo predeterminado» de la función cerebral que mostró que incluso cuando el cerebro está «descansando» está procesando información. Cuando el cerebro no se distrae con el ruido o las tareas orientadas a objetivos, puede abrir un espacio para descubrir su lugar en el mundo interno y externo.

Por otro lado, se ha encontrado que el ruido puede tener un efecto físico pronunciado en nuestro cerebro causando altos niveles de hormonas del estrés. Las ondas acústicas llegan al cerebro como señales eléctricas a través del oído. El cuerpo reacciona a estas señales incluso si está dormido. Se cree que la amígdala, (ubicada en los lóbulos temporales del cerebro) que se asocia con la formación de memoria y emociones, se activa y esto provoca la liberación de hormonas del estrés.

Si vives en un ambiente ruidoso es probable que experimentes altos niveles de cortisol, que estresa el cerebro y esto afecta el aumento de enfermedades.

Un estudio publicado en la revista «Heart» incluso encontró que dos minutos de silencio pueden ser aún más relajantes que escuchar música «relajante».

El daño del ruido

Se ha demostrado que el ruido perjudica el desempeño de las tareas en el trabajo y en la escuela. También puede ser la causa de la disminución de la motivación y un aumento en los errores.

La OMS publicó un informe en 2011 que revelaba que 3.000 de las muertes ocurridas este año en Europa Occidental debido a enfermedades cardíacas tenían que ver con el ruido excesivo. En España, el 22% de la población está en riesgo debido a la carga de decibelios (más de 65 se considera peligroso), según la misma organización.

El cerebro puede restaurar sus recursos cognitivos finitos. Según la teoría de la restauración de la atención, cuando estamos en un ambiente con niveles más bajos de entrada sensorial, el cerebro puede «recuperar» algunas de sus capacidades cognitivas. En silencio, el cerebro es capaz de restaurar parte de lo que se ha «perdido» a través del ruido excesivo.

La práctica diaria de Mindfulness permite conectar con un espacio de silencio, un silencio para atender a lo que es en ese momento. En la Atención Plena, el silencio no es solo la ausencia de ruido externo, sino también la disminución de la charla interna, prestando atención a lo que sucede.

Soledad Calle Fernández

Psicóloga Col. Núm. 13.541

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