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EL PROCESO DE REPARACIÓN EN LAS RELACIONES

A menudo en la consulta las personas con las que trabajo hablan de que necesitan hacer algo para remediar el mal que causaron a alguien, a veces hace mucho tiempo y aun así sienten como una loza que les pesa; en otros, guardan resentimiento por algo que les hicieron, y aunque haya pasado el tiempo refieren que siguen sintiéndose heridos y no pueden olvidar.

Es entonces cuando hablamos de la reparación en las relaciones, porque en muchas ocasiones puede hacerse algo para enmendar el error.

En estos casos me gusta hacer la metáfora del Kintsugi, una técnica japonesa centenaria que consiste en reparar piezas de cerámica rotas con un barniz espolvoreado en oro, plata o platino. El resultado es que el objeto queda restaurado, pero con sus cicatrices visibles que lo hacen más bello y valioso.

Al igual que los objetos rotos, las personas sufrimos heridas internas que en la mayoría de los casos se intentan disimular o esconder, pero las cicatrices son el resultado de la sanación emocional. La metáfora que plantea el kintsugi es que estas marcas tienen una belleza que hacen único al objeto, son parte de su historia y le confieren una identidad, al igual que nuestra historia y nuestras cicatrices nos hacen únicos, y más fuertes.

Por eso esta técnica siempre se vincula con el concepto de resiliencia, pero también me gusta relacionarla con el concepto de reparación, porque al igual que ocurre con los objetos, en las relaciones también tenemos la posibilidad de restaurar y fortalecer así el vínculo.

Todos podemos causar daños a las personas que amamos en algún momento, decir algo que pueda herir al otro, ignorar sus necesidades, no tenerlo en cuenta, no escuchar o no cumplir una norma de la relación como ser infiel, mentir, manipular, etc. Por supuesto existen diferentes grados en los que se puede hacer daño a alguien, y de acuerdo con dicho daño la relación puede verse más o menos afectada.

También es posible hacer daño a alguien que no se conoce, como en casos de guerras, dictaduras militares, o terrorismo en el que se tortura o mata a otras personas por ser ‘del bando opuesto’, en estos casos las víctimas o familiares de las víctimas quedan heridas, dañadas ya sea por el trauma, el dolor vivido y/o por las pérdidas que les toca sufrir.

Pero ya sea que el agravio se produzca en relaciones cercanas o en casos generados por situaciones políticas o sociales, existe la posibilidad de reparar ese daño en alguna medida. Aunque no se devuelva a los seres queridos, el tiempo perdido, ni se eviten las heridas causadas por el trauma y/o el dolor, si es posible aliviar, calmar el sufrimiento a través de la reparación.

Melanie Klein designó reparación al proceso por el que se intenta restaurar un objeto querido y dañado, surge como reacción a sentimientos de angustia y culpa.

En otras palabras, esto significa que cuando una persona sabe que ha hecho daño a un ser querido, puede sentir la necesidad de remediar el error cometido, o reparar el prejuicio provocado.

En este sentido, quien ha sido causante del daño vive un proceso, comienza una travesía detrás de restaurar lo que se ha estropeado:

Ésta se puede iniciar a partir de identificar la angustia y la culpa que genera en uno/a mismo/a el mal causado, se buscaría entonces realizar un esfuerzo por mitigar el malestar.

• Otra forma de iniciar este proceso sería tomar conciencia de qué daños ha causado su comportamiento en la otra persona, y poder percibir o comprender qué emociones pudo haber generado ese daño en el otro.

• Y finalmente poder reconocer y responsabilizarse ante la persona del perjuicio causado y disculparse con verdadero arrepentimiento y sinceridad.

• Otra forma de reparación sería realizar algún tipo de trabajo en beneficio de las víctimas, como puede ser dar apoyo o asistencia a las víctimas, o tareas de reparación de los daños ocasionados.

El proceso de reparación no necesariamente implica que se va a recibir el perdón de la otra parte, más allá del resultado, el proceso en sí mismo supone tener conciencia de los propios aspectos destructivos, e iniciar un trabajo para modificarlos. Esta tarea permite continuar la vida con la confianza de conservar la capacidad de amar y construir en las relaciones con los demás.

Como podemos ver el proceso de reparación es beneficioso para ambas partes, puede permitirse la sanación personal y del vínculo, y la reconstrucción y fortalecimiento de la relación, al igual que los objetos reparados con la técnica de Kintsugi.

En el ámbito de relaciones afectivas, es esencial tener la capacidad de reparar, como en el caso de la pareja, la familia y también en las amistades.

Lo contrario al reconocimiento es la negación del mal, ésta puede perpetuar sentimientos como dolor, rabia, resentimiento e impotencia en la/s víctima/s, y en el/la victimario/a con conciencia sentimientos de culpa y vergüenza.

Laura López Galarza

Psicóloga Sanitaria. Terapeuta EMDR

BIBLIOGRAFÍA

Klein, M. “Amor, culpa y reparación”. Editorial: Ediciones Paidós, 2016.