Tener relaciones sexuales con una persona desconocida, observar a dos personas haciendo el amor, practicar sexo en un ascensor, hacer un trío, desnudarse con la persiana subida para que te miren o ser infiel pueden ser algunos ejemplos sobre el mundo de las fantasías sexuales.
Las fantasías sexuales son representaciones mentales que recrean situaciones sensuales, románticas o sexuales
Estas situaciones pueden ser reales o inventadas. Estudios afirman que el 90-95% de las personas tienen fantasías sexuales todos los días. Hombres y mujeres tienen al mismo nivel, aunque existen diferencias de forma y contenido. Por otra parte, hay personas que sienten vergüenza, miedo o sentimiento de culpa de sus propias fantasías sexuales. Cuando no existe permiso, aparece el sufrimiento. ¿Los motivos? Algunos de los motivos parten de la creencia de que tener fantasías es síntoma de una vida sexual insatisfactoria o, en caso de tener pareja, el deseo de ser infiel. Es probable que esto afecte negativamente a la sexualidad, pues sería necesario consultarlo con un terapeuta sexual. Es necesario aclarar que tener fantasías es sinónimo de una vida sexual gratificante.
Debe diferenciarse la fantasía del deseo sexual porque es muy fácil confundir estos dos conceptos. Tener una fantasía con un compañero de trabajo o tener una fantasía sádica no significa que exista un deseo real de llevarlo a cabo. Una fantasía no anticipa lo que va a pasar en la vida real; sin embargo, el deseo sexual es el paso previo para que sea real.
¿De qué sirve tener fantasías sexuales?
No sólo sirven para romper la rutina, sino que ayudan a ser más creatividad, aumentar la excitación sexual, fomentar el deseo y disminuir altos niveles de estrés y ansiedad, entre otros
Cabe destacar que las fantasías permiten transgredir las normas y valores de una persona, puesto que, como el pensamiento no es el acto en sí mismo, una persona puede permitirse realizar una acción que no desarrollaría en su realidad. ¿Tienen algún inconveniente las fantasías? Cuando una fantasía sexual es exclusiva y recurrente, puede convertirse en un pensamiento obsesivo. Si una persona sólo se excita viendo una película pornográfica o necesita utilizar siempre juguetes sexuales, estamos hablando de una parafilia sexual (hablaremos más adelante de este tema). Las personas con problemas de autoestima, carencia de deseo sexual o estrés tienen pocas fantasías sexuales. Además, carecer de fantasías sexuales puede ser síntoma de algún conflicto emocional.
En el siguiente vídeo, aparece una escena con los tres protagonistas de la película Y tu mamá también (2001) del mexicano Alfonso Cuarón. He escogido esta escena para nutrir o seguir nutriendo tus fantasías. Recuerda que el mejor afrodisíaco y el mayor órgano sexual es tu cerebro. Es el mejor recurso que tienes para gozar de la sexualidad. ¡No te olvides!