Ya lo decía Simone de Beauvoir, que cualquier crisis ponía en peligro los derechos de las mujeres, y la situación de pandemia que vivimos desde hace un año ha venido para evidenciar estas palabras. Para aclarar que esto no es una opinión, daremos algunos datos:
- La crisis de la Covid-19 ha afectado más al empleo de las mujeres que al de los hombres, hay más paro, más temporalidad y más trabajo parcial entre las mujeres y por el contrario un nivel de actividad y de empleo inferior, respecto al inicio de la pandemia. El 90% del empleo femenino creado en el último trimestre de 2020 es a tiempo parcial, tres veces más que los indicadores masculinos. Si es de su interés, puede consultar el informe del Departamento de Trabajo sobre “Mujeres y trabajo” publicado recientemente.
- En el caso de la investigación, la producción científica de las mujeres se ha visto reducida en comparación con el año anterior, mientras que la de los hombres se ha mantenido.
- El hecho es que, desde la llegada de la pandemia, la introducción de un teletrabajo improvisado y no regulado ha obligado a realizar auténticos malabarismos para responder a las exigencias laborales y a la asunción doméstica de tareas de cuidados que antes estaban externalizadas. Como consecuencia, se ha producido un aumento en las jornadas laborales de las mujeres y, al mismo tiempo, una disminución de su presencia en la carrera profesional.
- Algunos de los colectivos profesionales que se han visto más afectados por la pandemia y el confinamiento son mayoritariamente femeninos. Entre estos colectivos cabe destacar las personas que trabajan en el ámbito sanitario, como enfermeras, médicos y médicas y profesionales de apoyo, las personas que trabajan en el ámbito de la educación y, muy especialmente, las personas que trabajan en el cuidado de las personas mayores, tanto en centros residenciales como a domicilio. Algunos de estos trabajos, especialmente los de cuidado de las personas mayores, son asumidas por mujeres que tienen una situación profesional de mucha precariedad.
- En cuanto a la violencia contra las mujeres, Durante el período del confinamiento total, del 16 de marzo al 13 de abril, el teléfono de atención a las violencias machistas (900 900 120) ha recibido un 60% más de llamadas que en 2019 en las mismas fechas.
- Además de las llamadas, el servicio de atención a las violencias machistas dispone de un buzón de correo electrónico, que vio incrementado en más del 500% las demandas de atención.
- En cuanto a la salud mental, un artículo publicado en septiembre de 2020 que revisó 62 estudios que abordaban este tema con un total de 162.639 participantes de 17 países, concluyó que, durante los meses de la pandemia, la prevalencia de la ansiedad era del 33% y la de la depresión, del 28%, y que los factores de riesgo más importantes para sufrir ansiedad y depresión eran los siguientes: ser mujer, trabajar en el ámbito de la enfermería, tener un nivel socioeconómico bajo, tener un riesgo alto de sufrir la COVID-19 y el aislamiento social.
- Otro factor que también ha afectado y afectará en el futuro al bienestar emocional de las mujeres en esta situación de crisis mundial es la existencia de desigualdades en el reparto de las cargas familiares (especialmente en el tema de la atención a las personas dependientes: a menores, a menores con problemas de salud mental o déficits cognitivos, a personas mayores, a personas enfermas…) que ha provocado que las mujeres sean las que más han tenido que compaginar el teletrabajo con la atención y las tareas escolares de los hijos y las hijas, así como las tareas domésticas.
- Según un estudio llevado a cabo por la asociación UN Women incluyendo datos de dieciocho países representando a todos los continentes, el 60% de las mujeres afirmaban que la carga de trabajo en el hogar les había aumentado desde el inicio de la pandemia, en comparación con un 54% de los casos reportados por varones. Más concretamente, la mayor disparidad se veía reflejada en el ámbito de la cocina, donde las mujeres reportaban haber notado un incremento del 32% respecto a un 18% reportado por los hombres. A este dato le siguen las tareas de limpieza (45% en mujeres frente a 35% en hombres) y las tareas de la compra (25% en mujeres frente a 22% en hombres). Sin embargo, el estudio revelaba que las mujeres habían añadido una carga total de 5,2 horas de media por semana a las labores del hogar, a diferencia de las 3,5 horas extras reportadas por los hombres.
O sea, todo como siempre, pero peor. ¿Y ahora qué? Las políticas de igualdad se muestran claramente insuficientes en tiempos de triple crisis: de salud, económica y social. Todo lo que no es la gestión de la Covid-19 queda desdibujado, cuando no borrado. La salud mental es la pandemia oculta y especialmente las de las mujeres.