EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

Antes del alud de novedades literarias que aparecerán por el día de Sant Jordi, quiero aportar mi recomendación en un mes marcado por el amor a la literatura. Cada vez hay más relatos de testigos que han sobrevivido a una guerra, enfermedad o muerte. Este tipo de historias explicadas en primera persona pueden convertirse en un auténtico espejo de nuestras emociones y experiencias. Mi recomendación literaria no es una novedad editorial de este año; sin embargo, a pesar de haber sido escrita en 1946, no pierde vigencia con el paso del tiempo.

Viktor E. Frankl (1905-1997) fue psiquiatra austríaco, fundador de la logoterapia y el autor de una obra necesaria, entre otros cargos, títulos y empleos. El hombre en busca de sentido: el campo de concentración visto por un psicólogo (Ediciones 62) es el relato de su experiencia en un campo de concentración nazi en el que plantea cómo sobrevivió a una situación e, incluso, encontrar un sentido en su propia existencia. Es un relato conmovedor, valiente y sincero huyendo de la compasión o el victimismo que puede despertar este tipo de historias. Es un relato que se debe ir leyendo a fuego lento para poder ir integrando cada uno de los mensajes que enumera el autor en las cien páginas de experiencia que forman parte del libro.

Algunas de las preguntas que plantea: ¿qué es lo que da sentido a mi vida? ¿Por qué no se suicida una persona? ¿Cómo se puede dar sentido al sufrimiento? ¿Vivir la vida es una decisión o es fruto del destino? ¿Qué sentido tiene vivir en un campo de concentración en el que el horror y la tortura son los compañeros de viaje? ¿Necesitas más motivos para emprender la lectura de esta novela?

Te dejo con algunas de las frases que me han tocado por dentro.

Pero no sólo la vida creativa y la placentera son las que tienen un sentido, sino que, si la vida tiene algún sentido, entonces también debe tener sentido el sufrimiento. Y es que en cierto modo el sufrimiento forma parte de la vida, al igual que el destino y la muerte (pág. 79).

El ser humano interiormente puede ser más fuerte que su destino externo, y no sólo en el campo de concentración (pág. 80).

Debemos aprender y enseñar a las personas desesperadas que el sentido de la vida de hecho en ningún caso depende de lo que todavía esperamos de la vida, sino más bien, y de forma exclusiva, de lo que la vida espera de nosotros (pág. 89).