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EL ABC DE LAS EMOCIONES

¿Por qué siento rabia a alguien?

¿Qué debo hacer cuando una persona me decepciona?

No paro de darle vueltas a lo que me va a pasar y me pongo nerviosa.

Ostras… ¡has visto cuánta nieve está cayendo en la Plaza Molina!

¿Cómo estoy asustada?

Estoy triste y, al mismo tiempo, me da mucha rabia…

¿Estoy realmente enamorada de Sonia?

Muchos de estos pensamientos expresados ​​en forma de preguntas o dudas están relacionados con el mundo de las emociones. Si vamos al latín, encontramos que el término emoción proviene de emovere que significa agitar. Por tanto, las emociones son respuestas que da el organismo y que nos impulsan a hacer cosas, tienen una utilidad adaptativa ante los cambios fuera de nosotros y son una fuente muy valiosa de información.

Clasificar las emociones en términos de buenas o malas es un error, puesto que nos informan de las necesidades y deseos de cada persona

Hay personas que niegan sus emociones a la hora de tomar decisiones, otras que sólo se rigen por lo que sienten, algunas donde las emociones suponen una molestia y otras que no entienden por qué entiende lo que sienten… A pesar de esta diversidad emocional , existe una realidad que no se puede negar: las emociones son necesarias y forman parte del ser humano. Las emociones pueden educarse con el objetivo de conseguir ser personas autónomas. Para poder conseguirlo, debe ser consciente de lo que se siente, deben expresarse y, posteriormente, regular adecuadamente las emociones. ¿De qué emociones estamos hablando? La rabia, el miedo, la alegría y la tristeza son las cuatro emociones básicas que los seres humanos compartimos con los animales.

Cuando una situación se vive como peligro, la emoción que aparecerá es el miedo. Hablar en público, subirse a un avión, suspender un examen y conducir un coche pueden ser situaciones consideradas como peligrosas; sin embargo, debe evaluarse si este miedo se considera racional o irracional para identificar las creencias de la persona. De todas formas, una persona asustada necesita protección. Otras opciones como, por ejemplo, huir o negar el peligro, no son otras respuestas que pueden ser adecuadas o inadecuadas en función de la situación.

La tristeza aparece ante una situación de pérdida. Un cambio de domicilio, la muerte de una persona amada, un cambio de trabajo y la ruptura de una relación de pareja son situaciones de pérdida que necesitan ser elaboradas a través de la escucha y el consuelo. Lo mejor que podemos hacer cuando una persona triste es ofrecerle un espacio para expresar sus emociones sin juicios. “No hay por tanto” o “Si yo te contara lo que me ha pasado” son comentarios cargados de crítica y comparación que alejan la necesidad de consuelo de la persona triste. Por tanto, permitir una escucha activa puede favorecer que la herida se pueda ir cicatrizando al ritmo que la persona se sienta preparada.

La rabia aparece a raíz de una situación considerada injusta. Recibir una crítica destructiva, sufrir la impuntualidad de un/a amigo/a y no tener lo que se desea del otro son injusticias. Asumir una actitud pasiva o agresiva no favorece que el cambio que necesita una persona se produzca; por tanto, lo más adecuado es darse el permiso para expresar esta rabia. En psicoterapia, se pueden identificar las creencias irracionales que obstaculizan una actitud asertiva.

Compartir es la necesidad que nos pide la emoción de la alegría. Ésta aparece cuando una situación se vive como una ganancia. No sólo hablamos de una ganancia económica, sino de una ganancia personal como, por ejemplo, recibir una sonrisa, reencontrarte a una persona querida por la calle después de tiempo sin verla, obtener un buen resultado académico y disfrutar de un día con sol son situaciones que pueden provocar alegría. La expresión “saltar de alegría” no es casual, ya que cuando aparece esta emoción, la energía se concentra en las piernas para poder compartirla con los demás.

Las emociones son unos aliados, no unos enemigos

Pues debemos acercar la oreja a lo que nos informan nuestras emociones porque nos pueden ser muy útiles a la hora de tomar decisiones. Sentir las emociones auténticas es una forma de sentirse vivo. En Quantum, creemos en las personas para que puedan conectar con sus emociones sin las contaminaciones del pasado para poder vivir el presente.