«Cuanto menos somos, más queremos tener»
Pablo D’Ors
Biografía del silencio
Un Aprendizaje, de estos con mayúsculas, es cuando experimentamos que no es el mundo el que tiene que responder a nuestros deseos, sino que somos nosotros los que tenemos que ajustar nuestros deseos al mundo. Esto es convertirse en un/a adulto/a, que también consiste en abrirse a lo que somos, de una manera amable, con consideración.
Sin embargo, pasamos gran parte de nuestra vida persiguiendo tener cosas, o ideas, o personas, o conocimiento … y nunca es suficiente.
Perseguir el deseo es una fuente inagotable de sufrimiento
Una amiga me habló de su cautela a comprometerse en una relación porque tal vez había alguien mejor en algún lugar. Y este deseo tan humano, la estaba alejando del amor que se le brindaba, un amor imperfecto, como lo son generalmente nuestros sentimientos humanos. Tal vez hemos creído que el deseo nos lleva al placer y que en eso consiste estar bien. Pero he conocido a mucha gente cuya desgracia ha sido la búsqueda constante del placer. O si miro amablemente mi historia, nunca he estado tan perdida como cuando el deseo me secuestraba.
Varias personas en consulta sufren de su deseo de cambiarse por otra persona, diferente en algunos o muchos aspectos, o incluso con más frecuencia anhelamos que el resto se una a nuestros deseos, nuestra pareja, amigos, colegas en el trabajo, nuestra familia, etc., incluso nuestros pacientes. Y así nuestra pareja debería ser más no sé qué o menos no sé cuánto, o nuestra madre o padre que no es X o que debería ser Y. O, cuando sufrimos por nuestras expectativas, que son nuestros deseos sobre cómo deben suceder las cosas. Pero como en el chiste: si quieres hacer reír a la Vida, ¡explícale tus planes!
En nuestra existencia hay dolor y necesidades, que son diferentes del sufrimiento y el deseo
El problema radica cuando no sabemos distinguir una necesidad de un deseo, o cuando añadimos sufrimiento al dolor.
Observo como frecuentemente nuestro mundo se basa en la insatisfacción y la no aceptación, y aunque paradójicamente vayamos buscando el bienestar, esto nunca es suficiente.
En el camino de la Atención Constante, la práctica de la Atención Plena, la práctica diaria de Mindfulness nos revela que ya es suficiente y a veces que hay demasiado. Vaciarse de nuestras ideas aprendidas sin duda es más difícil que llenarse de más ideas. Hay una creencia muy compartida de que el aprendizaje es incorporar más. En la práctica de Mindfulness, la experiencia de murmurar es vaciarse, desaprender. Cuanto más te mires a ti mismo, menos sabrás quién eres. Aceptar la ignorancia puede ser el comienzo de un reencuentro contigo. Aceptar y dar la bienvenida a quién eres, quiénes somos, es liberador y nos permite dejarnos en paz por un tiempo.
Así que experimento que, por ahora, ya es suficiente.