Cuando escribo este artículo, justo iniciamos la tercera semana de confinamiento de la población en casa decretado a causa de la pandemia del COVID19. A día de hoy sabemos que tenemos al menos para dos semanas más.
La situación que estamos viviendo es excepcional, nueva para todos y sin precedentes que nos sirvan de referencia. Estamos gestionando y adaptándonos a una gran incertidumbre. Además, durante los primeros momentos de esta crisis pensábamos -yo la primera- que ésta sería una alerta sanitaria más ordinaria, como una gripe. Casi de repente nos hemos encontrado que estamos en confinamiento y cuarentena, nombres nuevos que hemos tenido que incorporar a nuestro vocabulario a marchas forzadas. A la incertidumbre debemos sumar la sorpresa. Y después de la sorpresa, otras muchas sensaciones y emociones que nos han asaltado: inquietud, tristeza, a veces ansiedad, a veces hiperactividad, a veces apatía, quizás ira y hartazgo, a veces una enorme soledad y otras unas grandes ganas de estar solo/a. Algunas sensaciones nos están desbordando, otras las estamos echando muchísimo de menos.
Cada uno sabe de sobra cómo le está afectando esta situación, no puedo decir nada sobre nadie en particular porque cada uno de nosotros somos los verdaderos expertos en nuestra vida. Por tanto, desde el conocimiento de algunas cosas y la ignorancia de muchísimas otras, quisiera hacer algunas reflexiones y recomendaciones que espero que sean útiles, tanto para poner en su sitio los días que hemos pasado como para llevar los que tenemos por delante.
Dónde estamos, qué nos está pasando.
Estamos en medio de una situación extraña, que nos ha cambiado las rutinas y el estilo de vida, su origen es externo a nosotros y además tenemos una serie de instrucciones rígidas, también externas, que debemos seguir por obligación. Nuestra reacción es la más humana que existe: la adaptación. Nos estamos acomodando y adaptando cada día y a cada instante. Esto requiere un gran esfuerzo constante, que cada uno lo hace a su manera y de la mejor forma que sabe desde sus propias habilidades.
Además, venimos de dos semanas en que, por tendencia general, nos hemos dedicado a hacer muchas cosas para distraernos y llenar el tiempo. Por lo que estoy viendo, en esta 3ª semana estamos teniendo la bajada después del subidón. La gente estamos más inactivos, quizás más tristes.
Con toda la prudencia, parece ser una fase más de este nuevo proceso que vamos transitando. Si tienes la percepción de que la situación no está bien, lo más saludable es reaccionar no sintiéndote del todo bien. Reconocer ese estado y darle un espacio es también cuidarse. Luchar contra nosotros mismos puede hacernos más daño que bien.
¿Estoy reaccionando como toca?
Bajamos la exigencia de “hacerlo bien”. Nadie lo está haciendo bien porque todo el mundo lo está haciendo como puede y sabe y eso, ahora mismo, es suficiente. Más que nunca hay que hacer cierto ese dicho catalán: “qui dia passa, any empeny”. Estamos en esto. Exigirse hacerlo todo bien es demasiado que asumir. Exigirse estar “siempre bien” puede ser excesivo y poco sostenible. Si de “normal” tenemos cambios de humor, ahora tener diferentes estados de ánimo en un mismo día es síntoma de que se está vivo y reaccionas a lo que ocurre en el entorno. Toca darse permiso de no estar siempre bien. Sentirse desbordado no es señal de debilidad, sino de haber sido capaz de aguantar y sostener. Si hoy no se estaba bien, mañana quizá se estará mejor. Aceptar el cómo nos sentimos no es rendirse, es darnos cariño, acogida y comprensión.
¿Puedo hacer algo específico?
Estamos teniendo mucho miedo, lo que es muy coherente con la situación de incertidumbre actual y del futuro. Si negamos el miedo, éste crecerá. Si lo alimentamos demasiado con exceso de informaciones, se nos desbordará porque el pánico crece de forma exponencial. En este sentido, son útiles algunas recomendaciones:
- Intentar restringir el estar todo el día pendiente de las redes sociales y de las noticias. Hacer dieta informativa. Limitar las noticias a informarte en canales oficiales de las recomendaciones a seguir y de medidas que afecten por si es necesario realizar trámites o gestiones. El resto del tiempo es mejor dedicar espacio a otras cosas: otras conversaciones, quizás el trabajo si sirve para desconectar, quizás alguna afición que se pueda hacer en casa, quizás un poco de ejercicio o simplemente ponerte música y bailar.
- Hacer un poco de ensayo y error de lo que nos hace sentir bien y fomentarlo. No tiene por qué ser lo mismo que a cualquier persona que veas por redes sociales. Con tantas cosas que no podemos controlar, podemos perder el foco de las cosas que sí. Puedes dedicar un momento cada tanto para hacer una pausa y reflexión, preguntártelo y si lo necesitas puedes hacerte una lista de lo que puedes controlar y lo que no. Centrar nuestra atención en las cosas que están a nuestro alcance nos devuelve la agencia, la sensación de ser capaces.
- Cuando se hable con otra gente intentar hablar de otras cosas, que el problema no sea el único presente. Quizás cuesta, pero a veces hay que hacer el esfuerzo para ganar espacio y albergar otras cosas diferentes.
- Hacer un uso responsable de la información. Están circulando muchas informaciones falsas y alarmistas aprovechando que las crisis llaman a lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros. Una forma de cuidarse y cuidar a nuestra gente es también filtrando. No compartir informaciones que carezcan de una fuente fiable y contrastada. Pedir que no te envíen basura. Por otro lado, también circulan muchos memes y chistes. El humor es una herramienta contra la ansiedad y el miedo. Es mucho más útil enviar chistes que información falsa.
- Cuidarse, pero siguiendo la tendencia que te apuntaba más arriba: no para exigirse hacer muchas cosas sino hacer un mantenimiento de lo que te hace sentir bien y te sostiene. Quizás no tiene sentido imponerse dietas estrictas si no sirve más que para estresarse por no cumplirlas, quizás no es necesario exigirse dormir 8 horas. Cuidarse puede ser sentirse bien sin exigencia, ahora es necesario limitar la culpa por “no cumplir”.
- Si se le da muchas vueltas a las ideas dentro de la cabeza, quien me conoce sabe que recomiendo mucho escribirlas. Coger una libreta y boli. Escribir sin filtro lo que ocurre y lo que preocupa. Darle salida al hámster dentro de la rueda que en ocasiones es nuestra mente. Una buena idea también puede ser terminar estas anotaciones con una idea de algo que te gustaría hacer cuando esto se acabe. Ayuda a tener una visión “fuera del túnel”.
No sabemos cuándo esta situación acabará y cómo. Hoy una persona me decía: “no tenemos fecha oficial, cada uno vamos haciendo con la idea en el calendario que cada uno tiene en la cabeza”. Me ha parecido una reflexión muy acertada: lo que sí sabemos es que cada día pasado es uno menos hasta llegar.
Espero que estas reflexiones sean útiles. Cuidemos. Cuidémonos. Ayudemos a que nos cuiden. Y si el desbordamiento es excesivo, no dudes en pedir ayuda.