AYUDANDO A LOS HIJOS/AS CON LA SEPARACIÓN DE LOS PADRES

Miles de niños y niñas se enfrentan cada año a situaciones de separación y divorcio entre sus padres. Para los adultos es una situación estresante, en la que deben afrontar numerosos cambios y es importante que tengan en cuenta también a sus hijos e hijas, lo que significa por ellos, y sus necesidades. Es fácil que esta situación pueda desbordar a la persona adulta, por lo que resulta más necesario contar con apoyo, profesional y no profesional, para mantener el equilibrio en un momento turbulento. No busque el apoyo de sus hijos e hijas, aunque éstos se muestren dispuestos a ofrecerle.

Los conflictos y las diferencias entre los adultos, que antes se amaban, forman parte del proceso. Muchos adultos logran resolver y llegar a acuerdos aceptables por ambas partes, otros, mantienen los conflictos a pesar de la separación.

¿Cómo gestionan los padres y madres separados los vínculos entre sí y sus hijos e hijas?

Intentaremos describir alguna de las situaciones en las que podemos encontrarnos, teniendo en cuenta que las separaciones y divorcios son situaciones difíciles para los adultos, y por este motivo deben ser más conscientes de ellas para no afectar más de la cuenta a personas aún más vulnerables:

  • Los que intentan que el hijo o hija se posicione a su favor: Con el fin de conseguirlo no dudan en compartir confidencias, lanzar críticas y desvalorizaciones sobre la otra parte, al descalificarla. Esto resulta devastador para los hijos e hijas, incluso para aquellos que se muestran dispuestos a asumir el papel de confidente, aunque existan motivos para ello. Son madres y padres que se sienten solos, inseguros, dolidos por lo que ha podido ocurrir y buscan aliados en sus hijos. Pueden llegar a “castigarlos” con la indiferencia, el desinterés o el enfado cuando muestran sentimientos de amor por la persona que ahora se ha convertido con el “enemigo”. Hay que tener presente que esto es un tema de personas adultas y debe ser compartido con otras personas adultas. El resentimiento y la negatividad contra el otro, expresado a los hijos e hijas, ÚNICAMENTE LOS PERJUDICA.
  • Los que depositan su responsabilidad en sus hijos e hijas, situándolos en el rol de mediador: En estos casos, los adultos riñen, se pelean y discuten ante sus hijos/as, o los utilizan en sus disputas legales. Los hijos e hijas en esta situación se ven abocados a dilemas de traición y lealtad entre sus progenitores, con un ELEVADO GRADO DE SUFRIMIENTO. Los niños y niñas cuyos padres mantienen relaciones llenas de hostilidad y resentimiento suelen tener problemas emocionales que duran más allá de la infancia Es importante que sean los adultos quienes tomen las decisiones pertinentes en vez de depositarlas en sus hijos e hijas.
  • Los adultos que utilizan sus hijos/as de mensajeros: Son progenitores que tienen una comunicación muy deficiente entre ellos y utilizan los hijos/as para hacer llegar mensajes a la otra parte, “dile a tu madre…” o “pregúntale a tu padre…”. Ésta es una responsabilidad que no les corresponde. Si resulta difícil hablar con la expareja, hay que encontrar otras soluciones, como por ejemplo los profesionales de la mediación.
  • Los adultos que intentan “compensarlos”: Los adultos implicados en una separación pueden sentirse culpables e intentar restaurar esta culpabilidad con acciones inapropiadas, como comprarle cosas constantemente, malcriarles permitiendo que incumplan las normas o límites establecidos, etc. Hay adultos a los que les cuesta tolerar y acompañar en el dolor y por eso buscan estrategias de evitación y distracción. Sin embargo, que su hijo o hija haga y deshaga a su gusto no es lo que más le conviene. Sin embargo, este planteamiento suele provocar consecuencias negativas en cuanto se quiere recuperar la autoridad cuando se restablece cierta normalidad.
  • Los que sufren de celos y envidia ante la relación entre sus hijos/as con su expareja: Recuerda que nadie puede sustituirle en la vida de sus hijos/as, su papel es fundamental en su crecimiento como persona, y es muy importante para ellos que ambos progenitores estén involucrados en su educación y su desarrollo. Los niños y niñas pueden manifestar más cariño a uno de los dos, no se lo tome como algo personal, no es algo “contra suyo”. Procure comprender y respetar las necesidades de sus hijos/as en ese momento.

¿Qué pueden hacer los adultos implicados en un proceso de separación?

  • Busque ayuda para aceptar y afrontar sus propios sentimientos. Ser consciente de nuestros sentimientos es el primer paso para no reaccionar ante ellos de forma impulsiva, y para no involucrar a otras personas, en este caso, a sus hijos/as.
  • Tenga paciencia con uno mismo y con sus hijos e hijas durante el proceso. La adaptación a los cambios no sigue el mismo ritmo para todos
  • Aprenda a reconocer las señales de estrés en uno mismo y en sus hijos, entendiendo que es natural en estas situaciones de pérdidas y cambios, y busque las formas más adecuadas para gestionarlo.
  • Mantenga su vida cotidiana, es la mejor manera de que, aunque todo cambie, nada haya cambiado.