14 BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA DE MINDFULNESS

La práctica de la Atención Plena o Mindfulness se está aplicando al campo de la alimentación, conocida como Mindful Eating.

Varios estudios han encontrado lo siguiente en intervenciones basadas en la atención plena aplicada a los alimentos:

  • Los participantes aprenden a reconocer los estados emocionales sin actuar sobre patrones reactivos comunes (comer compulsivamente/restringir)
  • Mejor capacidad para identificar signos de hambre y saciedad
  • Disminución de los comportamientos alimentarios de riesgo, incluidos los atracones y comer en respuesta a emociones
  • Menos ansiedad
  • Mejor autoaceptación y seguridad

La práctica de la Atención Plena nos permite tomar conciencia de cuando comemos sin pensar, o porque hay comida a nuestro alrededor

Hay bastante evidencia científica de que a medio y largo plazo las dietas no funcionan. Mindfull eating logra una transformación de nuestro comportamiento y nuestra relación con la comida. Su propósito no es cambiar lo que comemos, sino cómo comemos. Mediante el uso de ejercicios de atención plena cultivamos una conciencia más equilibrada de la comida, que tiene repercusiones en la salud y el peso:

  • Nutre no solo el cuerpo sino también el corazón.
  • Se vuelve más fácil y agradable con la práctica.
  • Te hace consciente de tu interrelación con otras personas y seres.
  • Es divertida.
  • Promueva una comprensión de tus verdaderas necesidades.
  • Te ayuda a tomar conciencia de tus pensamientos, sentimientos y sensaciones físicas en relación con la comida.
  • Te ayuda a reconectar con tu sabiduría interna innata sobre el hambre y la saciedad.
  • Te ayuda a cambiar el locus de control externo a la sabiduría interna de tu cuerpo.

Si se produce una desconexión mente-cuerpo, se producen respuestas como comer frente a emociones que son difíciles de manejar, como la ira o la tristeza, o el miedo. En este momento estamos desconectados de las señales corporales, y usamos los alimentos para manejar emociones o estados mentales: por ejemplo, si estamos ansiosos, aburridos, deprimidos o cualquier otro estado mental.

La Dra. Jean Kristeller, creadora del modelo MB-EAT, en un artículo para la revista Balanced Living Psychology comenta lo fácil que es comer cuando es el momento, cuando hay comida frente a nosotros o en respuesta a emociones como la ira, la ansiedad, la depresión o el simple aburrimiento. Aunque pueda parecer extraño, con más conocimiento de la nutrición (por ejemplo, como resultado de la dieta), el problema puede empeorar, ya que centrarse únicamente en el conocimiento externo nos desconecta de la conciencia y la sabiduría interna Hemos olvidado como es comer cuando tenemos hambre y parar cuando ya hemos comido suficiente.

Si deseas aumentar tu conciencia sobre los alimentos, sigue estas pautas:

  • El primer paso es estar presente en el acto de comer, centrados en la comida, en lo que el cuerpo necesita. Esto implica dejar de atender otros estímulos como el móvil, la televisión, la computadora o el periódico.
  • Siéntate en una silla frente a una mesa, coloca tu cuerpo correctamente, con los pies en el suelo y la espalda recta.
  • Observa las oportunidades positivas, nutritivas y saludables que están disponibles a través de la selección y preparación de alimentos respetando la sabiduría interna.
  • Utiliza todos los sentidos para elegir y comer alimentos que sean agradables, nutritivos y saludables para el cuerpo.
  • Observa y reconoce las respuestas de tu cuerpo a los alimentos.
  • Aprende a ser consciente del hambre física y los signos de saciedad para guiar tus decisiones de comenzar y dejar de comer.

¿Cómo reconocer la sensación de hambre?

Lo primero es darnos cuenta de lo que nos lleva a comer

La mayoría dirá que porque tienen hambre. Pero cuando se les pregunta a las personas cómo saben que tienen hambre, se desconciertan. La causa de esta confusión es que vivimos en un complejo conjunto de sensaciones, pensamientos y emociones, que podemos considerar como diferentes tipos de hambre. Se pueden distinguir hasta 7 clases diferentes: hambre visual, olfativa, oral, celular, mental, cardíaca y estomacal.

Con el mindfulness podemos aclarar y separar estas diferentes experiencias. Al crear conciencia, observar cuidadosamente lo que está sucediendo dentro de nosotros, en lugar de reaccionar automáticamente llevándonos comida a la boca, podemos crear un espacio para transformar nuestra relación con la comida y el acto de comer. Si nos damos cuenta de que tenemos ansiedad (que también produce sensaciones en el estómago) la necesidad no es comer, sino quizás descansar o relajarse.

Jean Kristeller, profesora de la Universidad Estatal de Indiana, en su investigación ha encontrado que los comedores compulsivos reducen sus atracones de cuatro a uno a la semana cuando comienzan a comer con atención plena, y que aseguran sentirse con más dominio sobre la ingesta de alimentos. El programa de Kristeller ha sido estudiado con éxito por otros investigadores, confirmando que tiene beneficios para los pacientes que sufren de obesidad.

La atención plena en los alimentos no está destinada a que las personas pierdan peso, sino que se centra en la necesidad física y psicológica de comer. Se trata más de conectarse con la sabiduría corporal que de explicar calorías.

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