14 BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA DE MINDFULNESS

«El arte de vivir es no desviarse descuidadamente, ni aferrarse a las cosas con miedo. Consiste ser sensible a cada momento presentado, en contemplarlo como algo absolutamente nuevo y único, tener una mente abierta y totalmente receptiva»

Alan Watts

Afrontar nuestros miedos

Cada uno de nosotros tiene sus propios demonios, que suelen habitar lo más profundo de nuestro ser y a los que no queremos acercarnos. Pero se obsesionan con aparecer y confrontarnos con nuestras peores pesadillas: «P» tenía miedo de abordar su adicción al sexo, «M» no podía dejar de pensar en el abuso sexual sufrido en su infancia más tierna por un familiar, para «V» encarar su inseguridad frente a sus habilidades significaba abordar sus creencias en torno a sus limitaciones, «X» creía que si se acercaba a su ira por su historia familiar, sería destruido, «A» rehuía la tristeza y el dolor ante la pérdida de un ser querido.

Con amabilidad, paciencia y mucho coraje cada una de estas personas aprendió a sentir las emociones fluyendo y a liberarse de ellas a través de la práctica de la atención plena, que permite acoger las experiencias sin huir de ellas Esto resulta transformador.

El proceso de esta transformación se puede identificar en los siguientes pasos:

  1. Reconocimiento (del estado de la mente). ¿Qué es esto que está pasando? Dejamos de negar la experiencia y su carga emocional.
  2. Aceptación. Nos abrimos a los hechos que están sucediendo, a los hechos externos y a los internos. En el Zen se suele decir: «si entiendes, las cosas son como son. Si no entiendes, las cosas siguen siendo así”.
  3. Investigación (de pensamientos, emociones y sensaciones físicas). Donde nos hemos quedado atascados en nuestra experiencia es porque no hemos observado su naturaleza. Centramos nuestra observación en las sensaciones del cuerpo donde se aloja esta dificultad, ¿dónde la siento? ¿Qué pasa si acompañamos este sentimiento con atención plena? ¿Cambia, se mueve, se traslada a otro lugar de nuestro cuerpo, se disuelve? ¿Qué tono emocional tiene esta sensación física? ¿Qué pensamientos e imágenes están asociados con esta dificultad?
  4. No identificación (liberación de contenido mental). En esta etapa, dejemos de hablar de la experiencia como «yo» o «mío». ¿Soy eso realmente? Eso me pasó a mí, o eso pasó. Simplemente, la ausencia de este pronombre en nuestra historia nos libera del sufrimiento.

Atender a nuestro cuerpo

La poesía zen dice que «llueve indiscriminadamente sobre todas las cosas».  Así como la lluvia proporciona el agua esencial para que la vida se desarrolle, la práctica de la atención plena aporta consciencia corporal y esto nos lleva a cuidar y atender a nuestro cuerpo, a valorarlo, a tratarlo compasivamente en cualquier circunstancia, también cuando la enfermedad se presenta, sin juzgarla, sin aferrarnos a los contenidos mentales que esta experiencia representa para la persona. En nuestra cultura occidental actual dedicamos mucho tiempo en nuestra apariencia, vestirnos, usar maquillaje, ocultar la edad. Pero el paso del tiempo es inexorable, al igual que la lluvia también ocurre indiscriminadamente sobre todas las personas. Y cuando tengamos que lidiar con la edad, la enfermedad y las dificultades corporales, nos sentiremos perdidos y aterrorizados.

Las sensaciones de nuestro cuerpo son la puerta de entrada a nuestras historias ocultas y nuestros patrones inconscientes.

Hoy te propongo que practiques la atención plena cuando camines. Elige un lugar donde puedas caminar cómodamente en una dirección y otra, entre diez y treinta pasos de largo. Con los pies firmemente plantados en el suelo, con los brazos relajados, que estés presente y despierto a cada paso, siendo cada paso completamente. Cuando llegues al final, gira lentamente y camina por el camino de nuevo, con atención en cada movimiento, en cada paso. Con este ejercicio podrás unir el cuerpo, la mente y el corazón en tu camino.

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